"Vámonos a pasear, amiga mía, por esa dormida tierra de los mapas.

Vámonos a pasear, callada amiga, antes de que la muerte venga a torcer el rumbo de nuestros huesos."

Gabriel García Márquez

viernes, 20 de junio de 2014

Misterioso Tren

Puede una maquinaria despertar distintas emociones en las personas? Evocar nostalgia, camaradería y atracción? Hasta inspirar melodías y canciones, se puede esperar todo eso de un conjunto de hierros y engranajes? Así parece suceder con los trenes y su arraigada mitología.


Las estaciones y los trenes tienen, más allá de cualquier tipo de sordidez accidental, la inocencia que quizás no poseen los puertos y mucho menos los aeropuertos. Cuando el tren anuncia su partida o llegada a la estación, significa siempre el fin de un recorrido donde mueren y renacen mil paisajes. Tal vez esto sea por desplazarse a  la velocidad exacta, ni tan lento ni muy rápido, que nos permite tomar conciencia de esa idea de destino y transformación que implica cualquier viaje.  Estas características provocan una ligazón de tipo personal al viajante y paralelos con la vida misma. Observar dos trenes alejarse en distintas direcciones desde arriba de un cruce peatonal puede resultar una buena visual o vivirse como un presagio, todo dependerá del estado de ánimo del observador. El propio Federico Fellini entrevistado para un documental autobiográfico (“Soy un gran mentiroso”), comparó sus realizaciones  con las estaciones de un tren al que había decidido subirse cuando emprendió su carrera artística. El director sentía que sólo tenía que continuar el viaje y dejarse llevar porque, antes que él pudiera concretar una elección racional, sus películas ya lo estaban esperando para abrirle un mundo nuevo, muchas veces incomparable a cualquier situación real. No es casual que uno de los primeros films de la historia, “La llegada del tren” de los hermanos Lumière, más allá de provocar el pánico entre los espectadores sorprendidos por la locomotora que se les avecinaba, fue la escena inaugural de otra industria estrechamente ligada a los sueños: el cine.

Multitudinarios trenes en la India y enigmáticos expresos en Oriente: cada inconsciente colectivo se relaciona de una manera distinta con este medio de comunicación y transporte masivo que es considerado el menos contaminante del  planeta. Por ejemplo, de los europeos podemos intuir que su relación con el tren se encuentra más cercana a la memoria familiar o personal de los usuarios (palabra que queda corta, porque un viaje en tren es una vivencia en sí misma, más allá de su función logística). Asociado a los recuerdos personales ligados a la historia, principalmente la de las grandes guerras, la conexión se daría de forma más individual. Por contrapartida, en países como el nuestro, las vías se extendieron como un sistema sanguíneo, encendiendo la vida de los pueblos y comunicándolos. Poblaciones enteras surgieron con la llegada del tren y asimismo desaparecieron cuando cerraron sus ramales. Es de esperarse que el espíritu comunitario haya prevalecido ante todo; el mismo que hoy día continúa en la recuperación de espacios abandonados luego del cierre de alguna estación, esta vez con la expresión artística como bandera.

En la frontera entre Flores y Caballito, casi de manera misteriosa doblando por Bacacay, cerca de la cuadra del Ángel Gris con sus “veredas del bien y del mal”, nos encuentra la vieja Estación de Cargas. Se trata de un predio de 16 hectáreas donde, además de ubicarse la casa histórica de Norberto de la Riestra (quien fuera el fundador del Ferrocarril Oeste, el primero del país), se estableció hace doce años el centro cultural “Estación de los Deseos”. Participar de sus peñas o talleres tiene el gusto especial de un trasbordo en el andén de cualquier estación en una tarde de verano: cuando el tiempo se detiene y todo puede suceder, y si no pasa nada también está bien. La recuperación de este espacio histórico para el barrio y la actividad cultural surgió como iniciativa de los propios vecinos y trabajadores del campo social, artístico y educativo. En la actualidad y de la mano de su director Fernando Dahini, quienes participan del Centro Cultural siguen en estado de alerta por el avance de proyectos inmobiliarios avalados por los gobiernos nacional y metropolitano, que arrasarían con la labor de un colectivo social que genera actividades de danza, música, escultura, circo, escenografía y que hasta cuenta con isla de grabación propia, además de un importante escenario en el mismo galpón de la antigua playa de cargas.


El apego de los pueblos y las ciudades a la historia del ferrocarril, suele ser igual o más fuerte una vez que salimos de la Capital Federal. En numerosas estaciones provinciales abandonadas brotan grupos de teatro que, además de apropiarse y autogestionar un espacio que de no ser así se convertiría en “fantasma”, incursionan en la actividad artística sin ser profesionales del área. El director del Circuito Cultural Barracas, uno de los pioneros del teatro comunitario en el país lo define como “teatro hecho por vecinos para vecinos, que se desarrolla en un territorio determinado (el barrio), donde no hay divisiones generacionales, ni discriminaciones profesionales, partidarias o religiosas – y agrega – es el único país en el que se da de esta manera”.  En la ciudad de La Plata, dentro del barrio Meridiano V, se encuentra la vieja Estación Provincial donde los “Okupas del Andén” se reúnen cada sábado con la excusa de hacer teatro. Hace once años que un grupo de vecinos decidió recuperar la memoria espacial y cultural para rescatar del olvido el sueño de toda una población. Con sus “Historias anchas en trocha angosta” intentan dar testimonio del significado de la historia del ferrocarril provincial (1909-1977) y su importancia como elemento fundamental de la identidad comunal.


El imaginario ligado a los pioneros, a los bandidos rurales y sus leyendas, también se vuelve prolífico hacia los cuatro puntos cardinales. En ciertos lugares del país, pareciera que el tiempo se detuvo indefinidamente con el fin de resguardar estas historias. Por ejemplo, así como el mar entra muy despacio durante el día en San Antonio Oeste (provincia de Río Negro), de la misma forma el pasado quiso despedirse de a poco. Allí encontramos una localidad ferroviaria intacta, con las huellas de una historia que reclama que algún día alguien pueda retomar el guante de sus ilusiones pioneras. Por ahora el efecto que produce visitarla es el de una aprehensión profunda, por lo que aún resta de inconcluso.


martes, 25 de junio de 2013

Viento del Sur






"Y no te olvides de algo
que se adivina en la vida
y es que la vida misma
es un Milagro de Amor"
 








Al desarrollar la técnica primero y la ciencia después, al querer imitar la naturaleza para predecir sus movimientos y controlar su acción, el hombre encontró un límite: el mismo que se impuso al desconocer “lo fluido” como componente esencial del universo que lo rodea. El flujo de la vida que nos contiene desconoce divisiones o separación, es pura fuerza creativa que podemos vislumbrar a través del arte o inmersos en cualquier entorno virgen de civilización. Claro que no nos permitimos más que unas breves visitas a estos oasis. Tememos al vértigo que nos produce abandonar el mundo estructurado en un orden que no es tal. Preferimos sostener un espejismo que si seguimos desconociendo, quizás no podremos corregir a tiempo.

La comunidad presta oídos al mandato ancestral y reconoce que debe hacer un giro total desde el actual sistema social y productivo, para desviar un curso que ya demostró agotadas todas sus posibilidades de bienestar real y sostenido. Como todos los cambios históricos, estos siempre deben encontrar un momentum, el zeigeits que les permita imponerse de una manera más abarcadora. Mientras tanto, diversos colectivos sociales apuestan toda su energía a formas de vida más sustentables. Las llamadas eco-aldeas se desparraman por todo el país y el mundo. Los principios que forman su base de funcionamiento y desarrollo tienen que ver con el resguardo del medioambiente a través de prácticas como la permacultura, que ya se ha vuelto una filosofía de vida y una propuesta para el cambio social. Esta incluye entre sus técnicas: la agricultura orgánica, la bio-construcción y la utilización de fuentes renovables de energía.

El colapso escalonado de las economías a nivel global demuestra que la transición hacia nuevas formas de relación social y hacia el medioambiente debe abrirse camino en lo inmediato, para frenar la expoliación de recursos que repercute en la miserabilización de un gran porcentaje de la población mundial. Comunidades  enteras de millones de habitantes pagan con su marasmo el gasto injustificado de una porción mucho más pequeña de consumidores concentrados en los denominados “países ricos”. Este desequilibrio, a su vez, no puede ser sostenido más que sobre la base de grandes presupuestos militares que custodien ese modelo extractivo y, así mismo, a través de gastos publicitarios que oculten la compleja cadena de relaciones que une a la pobreza extrema con la concentración de la riqueza.

Mientras que el actual metabolismo social se basa en la explotación de combustibles fósiles, el consumismo sin límites, la reducción de la biodiversidad por destrucción de ecosistemas enteros y las grandes desigualdades sociales: hechos que favorecen una entropía acelerada; los nuevos paradigmas sustentables bregan por una aplicación inteligente de la tecnología y de los usos de la naturaleza. Estas nuevas formas de pensar el desarrollo social que comenzaron a hacerse un lugar en la agenda de occidente a partir de la década del ‘70 lograron, estos últimos años y gracias a la puesta en marcha de numerosas experiencias, legislaciones favorables inéditas que abren nuevos caminos para la masificación de sus prácticas. Aunque los tiempos son lentos en comparación  al avance de las consecuencias del modelo vigente.

La vida en comunidad suele implicar formas de autogobierno, en general de tipo asamblearia, para trabajar y buscar soluciones a los conflictos. Del mismo modo los intercambios se reducen en magnitud pero se diversifican en experiencia y contacto: de la masividad y estandarización de un supermercado o una gran tienda, pasamos a utilizar reglas de comercio justo, directo y cooperativo donde la importancia no reside en la marca y toda su cadena de sobre-valor sino en la calidad y hasta en la originalidad de productos artesanales que llegan a gozar de un status de “ofrenda”. La recuperación de la oralidad y la comunicación no verbal operarían de forma más influyente en la transmutación del conocimiento, aportando nuevos saberes al alcance de todos.

Las fotos que acompañan esta nota se realizaron en la Casa Mágica de Luis Beltrán, isla Choele-Choel, Valle Medio de la provincia de Río Negro. Allí, en el delta que conforman las islas circundadas por los brazos del río, se encuentran chacras donde se practica agricultura orgánica sin agrotóxicos y construcción natural, con vistas a provocar el mínimo impacto ambiental. El motivo para acercarnos fue el encuentro de canto organizado por la cantante Verónica Condomí. La voz es un derecho que no muchos se animan a ejercer, no sólo para gritar verdades sino también para prestarle vuelo creativo y permitirle viajar en el aire. Es también una práctica que rigió durante mucho tiempo la vida de las comunidades; se trata de un cuerpo colectivo que canta sin más razón que expresar el ser en el momento presente. El foco no está puesto en el espectáculo sino en la participación, para ayudar de forma grupal a abrir canales creativos que demuestren que todos somos parte de un mismo río: el de la vida en movimiento.


domingo, 4 de noviembre de 2012

Río de Enero



El descenso del avión, que planea en la noche sobre el mar, permite ver un jardín de luces. Son los barcos que circulan por la famosa Bahía de Guanabara. Cuando los conquistadores portugueses arribaron con sus naves, creyeron encontrarse con un río y esto sucedió en el mes de enero. Desde entonces, San Sebastián de Río de Janeiro fue conocida como capital de un imperio, ciudad maravillosa y hasta como la mismísima ciudad de Dios. 


Pocas megalópolis en el mundo son reconocidas por la idiosincrasia de sus habitantes, tanto o más que por su historia, monumentos o geografías. Este es el caso de los cariocas y Río. Su poeta más célebre, Vinicius de Moraes, supo escoger las palabras adecuadas para describir este fenómeno.  Según él, un carioca que se precie nunca va a renunciar a su ciudadanía, porque el ser carioca es, antes que todo, un estado de ánimo.[i]  Así lo confirma Bruno Bastos, quien reside en Buenos Aires hace cuatro años y que se alegra de poder expresar lo que significa, para él, haber nacido en Río de Janeiro: “el carioca de por sí es una persona relajada. No significa que no tiene preocupaciones, nada mas sabe que en algún momento la solución para sus problemas va a aparecer de alguna manera.  Entonces, hace a su tiempo lo necesario y de manera tranquila, con la seguridad de que todo se va a solucionar. Somos extremadamente impuntuales, y muchas veces arreglamos algo que sabemos que no va a pasar”.

La vestimenta preferida del carioca suele ser un par de ojotas, bermudas y una remera. Nada más que eso es necesario para sobrevivir en Rio de Janeiro. Sin embargo, por sus calles pueden verse los personajes mejor “lookeados” de casi todas las playas de Brasil, con su andar típico, arrastrando los pies por el “calçadão” y con la mirada perdida, según les critican sus compatriotas de otras ciudades. Cierto es que la composición social de este importante centro cultural y turístico a nivel mundial, es compleja. Es un orden informal el que rige el ritmo de vida de millones de personas que transitan la ciudad a diario, y que el turista desprevenido no llega a comprender del todo.


Un ejemplo de esto puede verse en sus playas emblemáticas. Si bien la playa es el punto de encuentro para todos por igual, hay divisiones donde cada sector social se queda con una parte, esta muchas veces coincide con la parada de los colectivos que traen a la gente desde las afueras de la ciudad. 
El público de Ipanema, por un lado, es el más joven y tolerante. Allí se encuentra, entre otras cosas, un punto de reunión gay muy conocido. Luego, caminando un poco más hacia la playa de Leblon, en su inicio, se reúnen todas las personas que llegan desde la favela “Jacarezinho” y finalizan su excursión ocupando generalmente ese sector. Unos metros después, además de verse ocupada por los vecinos de esa parte de la ciudad, la playa se torna más familiar en lo que se conoce como “Baixo Bebe”. Una mención aparte merece la famosa Copacabana, considerada una de las mejores playas del mundo, y que es sinónimo de Río. Como resquicios de un pasado glamoroso, abundan los restaurantes y hoteles de lujo, patrimonio arquitectónico de la “Princesita del Atlántico”. Así fue conocida esta playa en la década del ’50 luego de ser la escenografía de numerosas películas. Actualmente es espacio para todo tipo de deportes a cualquier hora del día.

Carioca significó, originariamente, “casa del blanco”. Fue debajo de muchas casas y de las obras para remodelar la zona portuaria de Río, en un emprendimiento inmobiliario similar a nuestro Puerto Madero, de cara a los próximos eventos deportivos (Copa del Mundo de FIFA 2014 y Olimpíadas 2016), que se realizaron hallazgos arqueológicos importantes para la historia de esta ciudad. Se trata de los restos de africanos que llegaron como esclavos durante el siglo XIX, a lo que se conocía por entonces como la “Pequeña África”, puerta de entrada al contrabando de personas en todo el continente. Como resultado de estas excavaciones surgió el Instituto Pretos Novos, que busca revalorizar la cultura afro-brasileña y rescatar su historia del olvido.

El mestizaje del que es fruto esta ciudad increíble, da a luz un caleidoscópico mosaico que puede reflejar tanto el cielo como el infierno sin escalas. Toda esa carga simbólica no puede más que aflorar durante el carnaval más grande del mundo, que como “Las Vegas” otro de los mayores centros lúdicos del mundo, no dejará escapar ninguna de sus anécdotas. Quien visitó Río alguna vez ya no podrá olvidarla: su Bahía, el Corcovado, el Pan de Azúcar, la Barra de Tijuca o Lagoa, tampoco las noches transcurridas en los botecos del barrio de Lapa, ni la música de sus protagonistas. Quien llegó hasta Río aunque sea una vez, ya no podrá despegarse de una cierta Chega de Saudade.



Un brasilero por el mundo, Pedro Belandia, ofrece actualizaciones cotidianas y la promoción de la cultura brasileña a través de su proyecto Movida Brasileña.



[i] Texto del libro "Para viver um grande amor", José Olympio Editora Bookstore - Río de Janeiro, 1984, p. 185.

martes, 2 de octubre de 2012

Ser sin barrotes


-¿Vendes?
-No
-¿Compras?
-No
-¿Cuántos de los míos te puedo dar por uno de los tuyos?
-Es difícil calcular el valor. Lo importante es poder desprenderse de algo.


Pablo sonríe con cada pregunta que recibe sobre su biblioteca itinerante.  No lo hace por las intermitentes dudas de su interlocutora, que exteriorizaba sin sacar el ojo de un ejemplar de Adorable John escrito por May Pang; sino por la dificultad para buscar definiciones por fuera de una lógica mercantil. Una  vez dejadas de lado este tipo de expectativas instrumentales, la conversación fluye naturalmente. Hace algún tiempo que carga con el bagaje de unos cuantos libros, por demás interesantes, con los que recorre la ciudad de Buenos Aires, el Tigre y quizás Entre Ríos, ya que él mismo olvida un poco los caminos que transitó. No hay un itinerario trazado, ni contacto para rastrearlos, es el momento del encuentro donde reside el valor de su tarea, que según nos contó, pronto dejará en manos de “unas chicas que quieren tomar la posta”.

Lo mismo sucede cuando le preguntamos a la gente de “Ala Carga – Ediciones Nómadas”, por su sitio web. Con una mezcla de pena y asombro dicen que no tienen ningún sitio real ni virtual, son una editorial itinerante que ofrece cuentos, poemas y diarios de viajes por países de Latinoamérica. Recorriendo un poco más los “trapos” y mesas dispuestos para la feria,  la mirada se roba títulos de Calvino, Clarice Lispector y Kawabata por aquí, y observa el abundante material que muestran expositores ácratas, punks, trans y ecologistas más allá. Se trata de la FLIA (Feria del Libro Independiente y Autogestiva) que se realizó el 29 y 30 de septiembre en el Parque Centenario de la Ciudad de Buenos Aires. A ella fueron convocados escritores, pequeñas editoriales, músicos, actores, bailarines y artesanos para, según promocionan sus organizadores, favorecer proyectos culturales independientes y actividades autogestionadas.


Esta fue la edición número XXI de la feria, que recayó en el parque en el que confluyen los barrios de Almagro, Caballito y Villa Crespo, y que también coincidió con un encendido reclamo por parte de los vecinos para evitar la disposición de más rejas (actualmente hay una gran parte del espacio que ya se encuentra cerrada) en todo el perímetro del parque. Según contaban los encargados de recolectar firmas por un “parque sin rejas”, la empresa contratada llegó a extender 200 mts. de rejas en menos de dos horas, que luego los vecinos, feriantes y asambleístas en desacuerdo lograron derribar para evitar lo que ellos entienden como la progresiva “privatización del espacio público”. También afirman que este mismo tipo de enrejado se proyecta para el Parque Lezama. Otros manifestantes hicieron su reclamo acampando o construyendo casas en los árboles para expresar la necesidad de un espacio en libertad.


¿Qué tienen que ver los libros con los viajes y las rejas con un parque? Creo que en el primer caso unas puertas se abren y en el segundo otras se cierran.  A un turista pueden no importarle unas cuantas rejas si logra llegar en el momento exacto tomar unas fotos y retirarse. El viajero o el vecino, en cambio, pueden tener que chocarse con esas mismas cerradas rejas en el momento en que necesiten el espacio verde, abierto y alejado tan favorable a divagaciones inútiles y a su vez imprescindibles. Por eso también se oponen tanto los libros y las rejas, los primeros tornan invisibles a las segundas. Por eso mismo si no puedo viajar leo, o leo viajando  (el viaje dentro del viaje), para ver si puedo saltar alguna otra reja que quede por ahí.




martes, 4 de septiembre de 2012

Idilio Colonial

"Redoble en verde de tambor los sapos
y altos los candelabros mortecinos
de los cardos me escoltan con el agua
que un sol esmerilado carga al hombro.
El sol me dobla en una larga torre
que va conmigo por la tarde agreste
y el paisaje se cae y se levanta
en la falda y el filo de las lomas.
Algo contarme quiere aquel hinojo
que me golpea la olvidada pierna,
máquina de marchar que el viento empuja.
Y el cielo rompe dique de morados
que inundan agua y tierra; y sobrenada
la arboladura negra de los pinos." [1]


Con esas palabras, la poetisa argentina Alfonsina Storni, describía su llegada una tarde cualquiera a Colonia; en épocas en que solía pasar largas temporadas en casa de sus amigos para escribir y, según ella misma decía, “renacer como una flor”. Es que cruzar el ancho río que nos une a la ribera oriental, nos lleva al encuentro de una ciudad plagada de leyendas, luchas, desencuentros y pasiones, que sus paredes históricas bien saben conservar.
Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1995 y destino inapelable del éxodo turístico argentino, Colonia del Sacramento resume en su recorrido largos siglos de una historia turbulenta que dejó sus huellas en cada rincón de su casco histórico y un aura que se percibe al caminar por sus calles adoquinadas. Fue fundada en el SXVII por el entonces gobernador de Río de Janeiro y configurada como una típica ciudad portuguesa, con rasgos característicos que aún hoy se distinguen.


Calles angostas y angulares, pavimentadas con piedras de cuña y con desagüe central, muros gruesos de piedra y pisos de cerámica, sumados a los autos antiguos que abundan por toda la ciudad, adornan el paisaje colonial. Ha sido conocida como la “Manzana de la Discordia”, la “Ciudad de la Pluma y la Espada” y también como “Madre de Ciudades”, y disputada históricamente por españoles, portugueses y brasileros, a través de sangrientas luchas. Fue testigo de grandes naufragios e infinitos saqueos por parte de piratas y mercenarios. Cuenta la historia que hasta tropas italianas al mando de Garibaldi arremetieron contra la población en desbordados desmanes, orgías y borracheras victoriosas de las que, según dicen, ni las iglesias se salvaron. Todo ello antes de seguir en dionisíaca estampida hacia las siguientes ciudades de la costa litoral.


El sitio que resume el tesoro de misterio que esconde Colonia es la famosa “Calle de los Suspiros”. Al tratarse de una calle angosta, desnivelada y que conserva el adoquinado original del SXVII, reviste un especial magnetismo por la noche, cuando una iluminación mortecina propone el resto. Diversas leyendas se tejen alrededor de su nombre: algunas de ellas hablan de los condenados que eran trasladados allí para ahogarlos cuando subiera el río, otras relatan el desembarque de los marineros que deseosos arrancaban suspiros a las mujeres de los prostíbulos que funcionaban tras los gruesos muros, y por último hay quienes cuentan la historia de una muchacha herida de muerte mientras esperaba a su amante.

Colonia propone un tiempo de descanso al ritmo de la historia que encierra. El turista puede perderse a pie por sus calles o recorrer su extensa rambla hasta que el fluir del agua en movimiento borre cualquier preocupación. También ofrece una excelente infraestructura de alojamiento en hoteles, spa y hostales a la medida de las distintas posibilidades. Todos atendidos con el mismo esmero de una población que abre sus brazos al río para recibir, tal como ayer, a los que se aventuran hasta ella. La genial directora argentina Maria Luisa Bemberg registró el surrealismo que aflora en la ciudad oriental en su película “De eso no se habla”, con un inolvidable Marcello Mastroianni como protagonista que, ya en el ocaso, pudo descubrir y expresar la magia que allí quedó guardada para siempre.




[1] Poema Barrancas del Plata en Colonia, de Alfonsina Storni.

martes, 31 de julio de 2012

Renovar el “alma” del lugar

(Publicado en Revista Modalité Avant #38, noviembre 2011)




Murales que juegan con los límites y trascienden las formas habituales para, a través del “ejercicio plástico”[i], situarnos en otro lugar, en el medio de historias que llegan desde otro tiempo o desde el mismo presente que las oculta. Georgina Ciotti dedicó buena parte de su carrera como artista plástica, a la intervención de espacios para sumergirnos en otra realidad.



El trabajo durante casi una década en España, dedicado a los efectos especiales en cine, publicidad y teatro, bajo la dirección de Pedro Almodovar, Spike Lee, Guillermo del Toro, entre otros sobresalientes directores, y obras como “La Fura del Baus”,  marcaron a fuego un estilo donde no hay objeciones a la fantasía. Sin embargo, la pasión por la pintura empujó a Georgina Ciotti a buscar nuevos formatos y fue una peluquería quien le abrió sus puertas. “El primer trabajo fue por casualidad en Barcelona, recuerda la artista, me llamaron para presentar un boceto para renovar la decoración del local y luego de descartar varios, se quedaron con mi propuesta. Hasta ese momento pintaba murales en la calle y ese fue mi primer trabajo, era clienta de la peluquería y ellos pasaron a ser clientes míos también.”

Luego de una intensa actividad en España, gracias al gran impulso recibido por mostrar su obra en Polo Pelo peluquería de vanguardia situada en pleno barrio Gótico de Barcelona, Georgina emprendió el regreso a Buenos Aires. Aquí no ha parado de exponer sus trabajos y es así como llegó a decorar De la cabeza, una peluquería situada en el barrio de Palermo, donde uno de sus murales fue inaugurado para celebrar el sexto aniversario del local.

“Siempre estuve interesada en murales”, nos cuenta Carmen Fanfarillo quien está al frente de De la Cabeza y  agrega, “me interesan como una manera más de comunicar y cuando empezamos le pedí a Georgina que dibuje elementos que tengan que ver con lo que hacemos acá. Finalmente terminó reflejando una parte muy personal que es la de hacer muchas cosas al mismo tiempo, cualquiera que viene por acá sabe que soy un poco así.”

Georgina llega a la entrevista vestida con un largo sobretodo negro que casi cubre sus zapatillas, como si fuera la protagonista de algún cómic futurista. Sus dibujos y murales se refieren principalmente a este tipo de personajes: seres mitológicos, todos ellos femeninos, que regresan como inspiración desde el pasado o reflejan la plena actualidad.

“Al ser mujer, el filtro a la hora de realizar mis trabajos siempre será femenino. Sin embargo, tengo un particular interés por reflejar el lado oscuro y oculto de las cosas, como una protesta frente a las modas de consumo de lo bello aparente. Si bien la peluquería es un lugar de plena esteticidad; mostrando algo lindo en mis murales también muestro algo oscuro, como una manera de quebrar la exigencia social.”

“Hay una tendencia a no buscar modelos perfectos en el ámbito de la moda y lo mismo se repite en la peluquería”, dice a su vez Fanfarillo desde su experiencia en De la Cabeza. “Las clientes llegan con cierta ansiedad al salón por saber si conseguirán el corte deseado o el cambio esperado y yo las siento como pequeños volcanes, donde hay que indagar aquello que realmente están buscando y así, sacar todo para fuera”.

Los senderos que nos lleven a través de esta búsqueda pueden ser de mil maneras distintas pero todos dejarán su huella en los objetos que nos rodean o en las creaciones que nos circundan. La inspiración del arte puesta en las cabezas o en la pintura es siempre la misma, una manera más de comunicar este viaje.


[i]Nombre elegido por David Alfaro Siqueiros, muralista mexicano, para su única obra mural interior en Argentina: “es una pintura monumental dinámica para un espectador dinámico”, la calificó.

Artistas y peluqueros:

      


viernes, 20 de julio de 2012

Bajo un techo de nubes


El camino zigzagueante que bordea el pintoresco valle de Traslasierra, al sur de Córdoba, une numerosas poblaciones que son una caja de agradables sorpresas para el viajero desprevenido. Las Chacras es la puerta de entrada de un trayecto perfumado por infinidad de hierbas aromáticas y labrado por las manos de artesanos que hicieron de estos parajes, su lugar en el mundo.


Pequeños pueblos surgidos en el crepúsculo de las riñas entre unitarios y federales, que azotaron nuestra historia como tantas otras pujas dramáticas y feroces, se desperdigan a lo largo y ancho de todos los valles cordobeses. Sus actuales habitantes tienen un pasado más heroico y legendario aún: pisan el suelo de las sierras de los comechingones, un pueblo que luchó hasta el último minuto contra su propio exterminio y hoy en día es fuente de un imaginario casi mitológico.

El poblado de Las Chacras que se encuentra a escasos 14 km de Merlo, casi en el límite con la provincia de San Luis, es de paso obligado para todos aquellos en la búsqueda del contacto con la parsimonia de gente que gusta del andar tranquilo, casitas con las puertas cerradas durante siestas infinitas y perros distraídos que no sienten la necesidad de custodiar ninguna esquina. Allí se extiende un microclima que es privilegio de esta región del país y bosques vírgenes que ocultan sorpresas para el visitante que se anime a recorrer sus senderos. Como por ejemplo el Museo del Libro, único en su especie por custodiar un tesoro de más de 400 libros incunables en medio de las sierras.

Para vivir en equilibrio con el entorno agreste que caracteriza a esta población y sus localidades vecinas, La Paz y Loma Bola donde se encuentra el cerro del mismo nombre; los pobladores eligieron construir sus casas respetando el curso de los arroyos de montaña que pueden bordear la morada regalando el murmullo constante del agua en movimiento, llevar adelante huertas orgánicas o dedicarse a actividades artísticas y artesanales: confección de mandalas, muñecos de trapo y elaboraciones textiles de tipo artesanal.

El espíritu comunitario se hace presente en lugares tan queridos y pequeños donde todos pueden abrazar una misma causa. Es así como surgió la idea, entre los vecinos del pueblo, de organizarse para montar una radio comunitaria, FM Las Chacras, que suena en el aire de las sierras desde el 2009. Lejos de contar con inversión privada, todo se realizó a pulmón y con mucho esfuerzo, a través de la colaboración de amigos de la radio y de eventos mensuales a los que asiste toda la comunidad, que suelen llamar “la pechada”, con el objetivo de recaudar fondos.

El habitante de la sierra, tanto aquel que asentó su hogar en el valle como los que todavía se animan a vivir cerca del filo de la cumbre, saben que los desafíos son muchos y con ellos conviven día a día. Quizás intentan seguir el ejemplo del águila, animal que eligieron los comechingones para poblar sus leyendas, y que se caracteriza por ser el único ave que decide atravesar la tormenta para poder volar sobre ella y, de esta manera, llegar más cerca del sol.

Se pueden seguir las novedades de FM Las Chacras a través de su sitio: 

Se puede obtener información del Festival de Cortos de Traslasierra en:

Y acá se puede encontrar alojamiento como en casa: